Una mirada alternativa. El fotógrafo Alberto Goldenstein se presenta en el Museo de arte moderno




Americanas (1982-1983)


Mundo del arte (1988-2000)


Mar del Plata (2001)


Mar del Plata (2001)


Mar del Plata (2001)


Barrio de Once. Flâneur (2004) 


Berlín (2012)


Tate Modern. Londres (2017)




    La fotografía podría parecer a veces insólita, podría echar por la borda reglas de perfecta composición visual elaboradas por el arte occidental a lo largo de siglos, podría hablarnos de mundos extrañamente cercanos, de lugares y momentos cuya trascendencia parecía estar reservada a los archivos del olvido. La fotografía podría ser todo esto y sin embargo recortarse sobre un fondo oscuro y manifestar su diferencia, su particularidad, su unicidad. Podría ser, tal vez, una nueva fotografía. Así lo expresa la muestra La materia entre los bordes. Fotografías 1982-2018 de Alberto Goldenstein (Buenos Aires, 1951) que se presenta en el Museo de Arte Moderno. Curada por Carla Barbero, se trata de una retrospectiva del artista que enfatiza los caminos personales que tomó a lo largo de los años, convirtiéndose en una referencia de la fotografía contemporánea argentina.    
    La serie que abre la exposición se titula Americanas (1982-1983) y está integrada por un grupo de fotografías que corresponden a sus años de estudio en Boston, donde se formó y conoció a los grandes maestros de la fotografía, como Walker Evans, Eugène Atget y Lee Friedlander, cuyos trabajos influyeron en su obra de entonces. Se trata de imágenes de la vida cotidiana, de paisajes urbanos que rehúyen los hitos arquitectónicos de una ciudad. Todavía ligado al blanco y negro, Goldenstein recorre la urbe con su cámara para registrar a través de su  lente retratos de gente común caminando por las calles o mirando vidrieras. También aparecen tomas que nos hablan de una mirada que se niega al uso habitual, a lo esperado, y que resulta ser una marca del artista, como cuando dispara sobre un terreno baldío tomado por malezas al lado de una casa cualquiera que podría estar en los suburbios.
    Pero Goldenstein no sólo recorrió ciudades. Fue también un cronista de su época. Mundo del arte (1988 – 2000), una de sus series más reconocidas, conformada en este caso por más de 200 fotografías proyectadas, muestra en reuniones y fiestas a otros fotógrafos y artistas que tuvieron relevancia en la escena underground de los 90 y que se nuclearon alrededor de un espacio paradigmático en esos años: el Centro Cultural Ricardo Rojas. Podría pensarse que estas imágenes son deudoras de una estética de la toma directa, de la falsa simplicidad. Sin dudas se trata de una búsqueda deliberada. Como apunta la crítica Valeria González en Fotografía en la Argentina 1840-2010, Alberto Goldenstein “se inspiró en la soltura y en la falta de pretensiones de la fotografía casera para vivificar la toma documental en un momento en que parecía agotarse en fórmulas retóricas.” La sección se completa con material inédito.
    Es preciso remarcar que la trayectoria de Alberto Goldenstein no se agota en sus trabajos como autor. Su nombre está irremisiblemente ligado al Centro Cultural Rojas, emblema de la renovación estética de la década del 90. Allí comenzó a dictar clases de fotografía y entró en contacto con el artista y curador Jorge Gumier Maier, que entonces conducía la galería del centro cultural. En 1995 funda y dirige la fotogalería del Rojas, plataforma desde la que iniciará un enriquecedor proceso de valorización y difusión de creadores contemporáneos que darían lugar a la nueva fotografía. De este modo, conjugó la vertiente productora de obra con la curaduría de exposiciones, dando vida a un espacio dinámico y efervescente que apoyó carreras como las de Marcos López, Alessandra Sanguinetti, RES y alojó a otros ya reconocidos, como Alejandro Kuropatwa.                                   
    Mar del Plata (2001), la sección que prosigue en la muestra, aborda un grupo de imágenes que captan una ciudad popular y colorida, con playas atestadas de sombrillas y veraneantes que casi ocultan la vista del mar. Es una Mar del Plata donde aparecen los icónicos lobos marinos y la rambla, habitada por cuerpos recostados que reciben el calor del sol. La personal mirada del artista y la extrañeza de sus imágenes se evidencia en una fotografía particular, aquella que toma sólo parcialmente el clásico Hotel Hermitage y se posa plenamente sobre el edificio contiguo, una construcción anodina de una compañía de seguros.
    Un procedimiento similar se pone en juego en las fotografías que ocupan el espacio central de la muestra dedicada a Buenos Aires. Compuestas por su tradicional serie Flâneur (2004) y otras inéditas que van de 1988 a 2016, Goldenstein recorta una Buenos Aires alejada de sus modelos arquitectónicos o éstos son tomados sólo en parte, como en la foto de la Casa Rosada. Son escenas en su mayoría “laterales”, en el sentido que no ocupan la centralidad simbólica de la ciudad, sino que conforman una Buenos Aires del detalle, insólita o poco “estética”, como en la proliferación de carteles comerciales en Pueyrredón y Corrientes, la deslucida Estatua de la Libertad en un parque, una deteriorada esquina de San Telmo o una carnicería.    
    El conjunto de fotos de  las grandes metrópolis del mundo le da continuidad a la muestra. Son imágenes de Berlín, Londres y París capturadas entre 2011 y 2017. Una vez más, Goldenstein corre el eje de atención y nos presenta fotografías que son fragmentos de ciudad. Difícil es reconocer allí los hitos urbanos que identifican internacionalmente a esas capitales. Se trata más bien, como lo denomina el título de la exposición, de dar cuenta de una poética de los bordes, de lo inesperado, de lo corrido de lugar. Filas de personas en la Tate Modern de Londres o el sorpresivo protagonismo de un ómnibus turístico en Berlín, por delante de una catedral que aparece recortada, hilvanan un recorrido alternativo por esos centros urbanos.
    La exposición cierra con producción actual del fotógrafo. Miami (2018), una ciudad que puede ser el prototipo del consumo de la clase media alta argentina, muestra sin embargo imágenes relacionadas con las ferias internacionales de arte, como Art Basel. A diferencia del resto de la exhibición, éstas aparecen en formato de revista.
    La obra de Alberto Goldenstein está marcada por múltiples facetas –artista, docente, curador- y todas ellas aportaron riqueza, novedad y frescura al ámbito del arte, ofreciendo un modo de mirar por fuera de los convencionalismos. Esta muestra es una gran oportunidad para apreciar el trabajo de un autor esencial en el panorama de la fotografía argentina. 

Orlando Speranza
  
En el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Av. San Juan 350.
Martes a viernes, de 11 a 19. Sábados y domingos, de 11 a 20. Feriados, de 12 a 18.
Entrada: $30.
Hasta el 27 de mayo.
Paralelamente a esta exposición, se presentan las muestras fotográficas Archivo Aldo Sessa 1958-2018. 60 años de imágenes y Somnyama Ngonyama (¡Salve, oscura leona!), de Zanele Muholi.



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