Los últimos veinte años de Miró en el Museo Nacional de Bellas Artes


Mujer, pájaro, estrella (Homenaje a Pablo Picasso) (1966-73)


Mujer, personaje, pájaro (1973-77)


Personaje delante de un paisaje (1963)


Bailarina (1981)




    En 1936, Joan Miró (Barcelona, 1893-Palma de Mallorca, 1983) le dijo al escritor francés Georges Duthuit en una entrevista: “Mis contemporáneos saben lo que hay que luchar hoy día cuando se es pobre. Eso se acaba cuando su cuenta se pone bien. Comparados con esa gente, que comienza su vergonzosa decadencia a los treinta años, admiro a artistas como Bonnard o Maillol. Estos lucharán hasta el último aliento. Cada nuevo año de madurez es para ellos un nuevo nacimiento. Los grandes crecen y se desarrollan a cualquier edad.” Son palabras proféticas, pero además constituyen un credo personal que el artista catalán se encargó de no traicionar. Esa constante evolución de su arte, ese compromiso con la innovación, describió un recorrido vital que lo encontró en la última etapa de su vida concentrado en una irrefrenable y nueva producción. La muestra Miró: La experiencia de mirar que se celebra en el Museo Nacional de Bellas Artes y que proviene del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid), con curaduría de Carmen Fernández Aparicio y Belén Galán Martín, ofrece un panorama de los últimos veinte años del artista, entre 1963 y 1981. Son 18 pinturas, 6 dibujos, 26 esculturas y dos películas: Miró habla (1974) de Clovis Prévot, y Miró, otro (1969) de Pere Portabella, que muestran a un hombre decidido a forjarse nuevos caminos sin renunciar a su estilo personal.
    Miró siempre estuvo atento a las novedades artísticas. En París, se sumó a una nueva vanguardia que hacía su aparición en 1924 mediante un manifiesto: el surrealismo, encabezado por el exdadaísta André Breton. La exploración del inconsciente mediante las técnicas de la asociación libre o los sueños, llevaría a los artistas a acercarse a sus sensaciones más profundas, persiguiendo la mayor creatividad posible. En 1925, el artista participó en la primera exposición surrealista en la capital francesa, junto con grandes nombres como Max Ernst, Man Ray, Picasso y De Chirico, entre otros. Presentó obras en el linde de la abstracción, alimentadas por un universo onírico.
    Luego de ser una figura trascendental de las vanguardias históricas, Miró decide hacer a un costado el surrealismo y comenzar una búsqueda personal. A mediados de la década del 50 inicia una nueva etapa en su carrera artística. En 1956 se instala en su nuevo estudio de Son Abrines en Mallorca, diseñado por su amigo Josep Lluís Sert. Es un taller-vivienda donde reúne todos sus trabajaos e indaga en su interior para redefinir su estética. El resultado es una creciente simplificación de su mundo, donde el artista busca una nueva representación de la naturaleza y la figura humana. Podría pensarse que la obra de Miró es abstracta, sin embargo sus pinturas y esculturas nunca abandonan el anclaje en la realidad, y ello se percibe claramente en las denominaciones de sus trabajos que aluden a pájaros, estrellas, mujeres o paisajes. Aun así, la búsqueda del autor es la de crear un universo de simbologías propio que vaya más allá de la realidad como referente. Se trata de la construcción de un lenguaje plástico basado en la materia y el signo que con el tiempo se convierten en elementos reconocibles de su arte.
    Así, puede verse Mujer, pájaro, estrella (Homenaje a Pablo Picasso) (1966-73), una obra finalizada el mismo día de la muerte de su amigo. La mujer alude al vínculo con las raíces de la Tierra, mientras que el pájaro y la estrella simbolizan lo espiritual. La figura femenina se recorta con su contraste de colores planos sobre un fondo blanco. Es una pintura representativa de la etapa final del artista. Y así como ésta presenta una imagen pletórica sobre el plano, también se encuentra La danza de las amapolas (1973), donde los recursos plásticos se reducen a su expresión mínima y dos trazos y algunas pocas manchas se describen como únicos elementos en el espacio. En las paredes de la sala pueden leerse frases del artista, y entre ellas hay una que formula casi una voluntad estética: “He sentido la necesidad de obtener el máximo de intensidad con el mínimo de medios. Es lo que me obliga a dar a mi pintura un carácter cada vez más despojado…”
    Las esculturas que incluye la muestra son, al igual que su obra pictórica, herencia y reformulación de sus años vanguardistas. Entre 1928 y 1934, el artista se apropia de la técnica del collage y la fabricación de objetos antiartísticos que suponen una rebelión frente al arte tradicional. A partir de la década del 60, decide continuar con su atracción por el objeto y crea una serie de esculturas realizadas con uno de los procedimientos típicos de la vanguardia, la utilización de objetos encontrados, generalmente no artísticos, para la construcción de una obra nueva. De este modo, una lata, una caña, un gancho, clavos o un rastrillo que obtiene en sus recorridos por la calle, le sirven para crear formas con mayor o menor grado de adhesión a la realidad, como en los casos de Muchacha (1967), Cabeza y pájaro (1973) o Bailarina (1981). 
    Cabe destacar que Miró fue un artista activo políticamente. Durante la Guerra Civil Española se instaló en París y proyectó afiches para el ejército republicano, al tiempo que participó en el Pabellón de la República Española en la Exposición Universal de París en 1937. Asimismo, trabó una larga relación con Chile. Fue amigo del poeta Vicente Huidobro en 1930, mientras ambos vivían en París y posteriormente, de Pablo Neruda. Y en 1971   cooperó con el presidente Salvador Allende al donar una obra suya para un museo en su apoyo. 
    Miró: La experiencia de mirar es la primera muestra consagrada enteramente al pintor español en Argentina y continuará su recorrido en marzo de este año al Museo de Arte de Lima, del Perú. Se trata de una oportunidad imperdible para tener una experiencia de primera mano con su arte.

Orlando Speranza

En el Museo Nacional de Bellas Artes, Av. del Libertador 1473.
Martes a viernes, de 11 a 20 y sábados y domingos, de 10 a 20.
Hasta el 25 de febrero.

Gratis. 

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