Más allá del cuadro. Lucio Fontana en el Museo Nacional de Bellas Artes




    La tela herida por un tajo. Una incisión que cuestiona la bidimensionalidad del cuadro. Un intento por ir más allá de las coordenadas clásicas de la pintura. Todo eso y más es la acción que Lucio Fontana (Rosario, Argentina, 1899 – Comabbio, Varese, Italia, 1968) inauguró en 1958 con sus célebres cortes sobre la superficie pictórica, trabajos que llevarían a identificarlo.
   Pero la exposición que se presenta en el Museo Nacional de Bellas Artes, Lucio Fontana en las colecciones públicas argentinas, no se reduce a estas obras de vanguardia, las cuales se enmarcan en sus famosos Conceptos Espaciales. Pequeña, pero representativa de gran  parte de su producción, la muestra nos da la posibilidad de conocer obra de otros períodos de su vida, como la escultura figurativa y abstracta o pinturas perforadas por el artista.
   Fontana vivió alternativamente en Argentina e Italia, donde desarrolló parte de sus trabajos y donde se radicaría definitivamente. Su vocación vanguardista fue temprana. En 1935 realizó la  primera exhibición de esculturas abstractas que se hacía en Italia.
    Más tarde, en medio de los manifiestos y declaraciones de la década del 40, Fontana lanzó en Buenos Aires su Manifiesto Blanco (1946), un hito en su  carrera. A sus ojos, la tradición pictórica había llegado a un límite y el artista debía efectuar una ruptura con el arte que se había realizado hasta ese momento. Las nuevas ideas debían estar a tono con los nuevos tiempos, que se caracterizaban por una revolución tecnológica. Entre otros conceptos, asegura allí que “La materia, el color y el sonido en movimiento son los fenómenos cuyo desarrollo simultáneo integra el nuevo arte.” Por su parte, Andrés Duprat, Director del museo y curador de la muestra junto con Fernando Farina, afirma que la respuesta de Fontana a esa problemática radica en “el retorno al gesto del hombre primitivo, al subconsciente, el que ha de abrir otro campo de experimentación del que saldrá la obra de arte nueva.”
    Para esa época, Fontana ya había visualizado los límites de la pintura de caballete. Sus inquietudes lo llevaron a trascender las tradicionales clasificaciones del arte. Pintura y escultura debían borrar sus fronteras. Ese salto lo llevó incluso a buscar las posibles conexiones de su obra con la arquitectura. El denominador común para pensar ambas disciplinas fue el espacio. En su intención de ir más allá del cuadro, creó también ambientaciones espaciales, recintos donde el espectador tenía experiencias visuales, sonoras y táctiles. Su trabajo fue un anticipo del arte óptico, las instalaciones y el arte povera.
   Lucio Fontana es uno de los artistas más importantes de la segunda mitad del siglo XX en Argentina. Fue capaz de dar nacimiento a un movimiento de vanguardia en el país y conducirlo posteriormente a Europa. Participó en las ferias de arte más prestigiosas del mundo, como la Documenta Kassel y la Bienal de San Pablo. También se presentó en París, Nueva York y Londres. Realizó innumerables exposiciones y en 1966, Jorge Romero Brest le dedicó una muestra individual en el Instituto Di Tella.
    Los trabajos que se ofrecen actualmente en el Museo Nacional de Bellas Artes permiten revisar una trayectoria que va desde la escultura más académica hasta los cuadros más rupturistas. Una inmejorable oportunidad para acercarnos a su obra.

Orlando Speranza

En el Museo Nacional de Bellas Artes
Av. del Libertador 1473
Hasta el 05 de noviembre de 2017
De martes a viernes de 11 a 20, sábados y domingos de 10 a 20.
Lunes: cerrado.

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